Muchos deportistas ponen su foco en la montaña y se alistan a las grandes gestas que acaparan portadas en los mass media. Un medio tan bello como hostil se impregna de valores como el de la solidaridad, la ayuda, el esfuerzo y el mérito. También es cierto que esos mismos valores tienen la otra cara: la del egoísmo, el engaño, el uso de oxígeno para reducir el esfuerzo, la trampa.

La montaña ha dejado, deja y dejará nombres para la historia por sus hazañas. Cordadas para recordar y para ser recordadas. Y también tiene su cara B. La de nombres que se aferran al misterio, al miedo. Nombres alejados de la heroicidad tal como la entendemos. Nombres, además, que pasan a la historia porque están rodeados de un aura que los hace místicos y rayan con lo oscuro.

Uno de esos nombres que han pasado a la historia por ese lado oscuro es el inglés Aleister Crowley. ¿Quieres saber por qué?

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