¿Cuáles son las primeras montañas que vio y qué es lo que les atrajo de ellas?

Nací en Kamchatka y mi primera experiencia fue allí, en los volcanes locales. Mi padre, que fue un gran amante de la naturaleza y escalador, me llevó a uno que hay cerca de la ciudad. Me pareció una ascensión muy difícil porque la ruta empezaba a 1.000 metros y terminaba a casi 2.000. Fue muy difícil, pero en ese momento me enamoré de las montañas. A partir de ese momento siempre estaba esperando para ver cuándo podría ir a las montañas con mi padre. Iba una vez a l mes y ese día lo esperaba siempre con gran emoción.

Junto a Anton Pugovkin conforman Death Zone Freeride con el objetivo de descender el Everest sobre esquís. ¿Cómo organizaron la expedición, qué estrategia tienen planteada tanto para subir como para bajar y evitar a otros escaladores que buscan la cima?

La decisión de elegir a qué montaña vamos no es que esté muy meditada. No es que tenga una agenda de año en año y figa “el año que viene voy a escalar esto o esto otro”. Las decisiones nos llegan, a veces, de repente. Por ejemplo, estamos en una expedición o en una montaña y cuando terminamos, de repente decimos, por ejemplo, por qué no vamos la próxima vez al Annapurna y es cuando nace, así, la idea, de ir.

Después, durante un año estamos planificando, mirando obviamente todas las posibilidades de las rutas, miramos Google Earth… Prácticamente todos los días pensamos en esa expedición. Respecto al Everest no se trata tanto de escalarlo como de esquiarlo. Es por lo que realmente hemos venido. No nos gusta ir por las rutas comerciales y ahora, el 99% está por ellas. No nos gusta subir por la ruta normal, pero es que hemos venido para esquiar. En un primer momento yo quise hacerlo desde otro lado, desde otra ruta. Ahora no la puedo decir, voy a mantener esto en secreto porque es un plan a futuro para hacer algún proyecto, alguna expedición de esquí, así, a lo loco, en lo que es esquí extremo, pero será en un futuro.

Hicieron un primer descenso hasta 6.500 metros. ¿Cómo encontraron la montaña?

La vimos como ‘amigable’. Desde el Campo 2 al Campo 1 encontramos una línea buenísima que es la que esquiamos. Prácticamente desde tienda a tienda y la calidad de la nieve no estaba perfecta.

Death Zone Freeride es una iniciativa de subir ‘ochomiles’ y descenderlos esquiando. Esta aventura empezó en el Manaslu en 2017. Luego el Annapurna, donde esquió también con Pugovkin y donde decidieron retirarse tras una avalancha ¿Volverán al Annapurna?

Es una de las montañas que más me atrae; me atrae muchísimo el Annapurna pero no me gustaría volver otra vez por la ruta normal. La última vez que estuvimos fue en otoño, en septiembre, solamente Anton y yo, y la verdad es que las condiciones de la montaña fueron horrorosas. Hubo muchas caídas de seracs de hielo, avalanchas, nevadas… Tengo un proyecto pensado, pero los detalles más adelante.

Tras el Everest toca el G-II, Lothse y K2 ¿Cómo acordaron el calendario, por qué empezar por el Manaslu?

Estuvimos en el Broad Peak y el K2 hace dos años, pero bueno, debido a lo que ocurrió allí en una operación de rescate y por el comportamiento de la gente pues, desde luego no me apetece volver allí. Por eso vinimos al Everest.

¿Los otros ochomiles que faltarían en la lista los guardan para más adelante o son imposibles de descender esquiando?

La montaña donde prácticamente es imposible esquiar desde la cima de la cumbre en el Makalu por la morfología de la cima y tampoco el Kachenjunga. Tengo una ñista de deseos y en ella están el K-22, Broad Peak, Annapurna, Dhaulagiri y luego el Cho-Oyu y el Shisa Pangma.

Le tengo que preguntar por Anton Pugovkin. En aventuras así, el compañero de cordada siempre tiene que ser especial. ¿Quién es para usted Anton Pugovkin?

Lo primero de todo es que somos amigos. Lo conozco bien y él me conoce muy bien. Ya no somos quinceañeros. Nos conocemos todos los lados, tanto lo positivo como lo negativo. Nos comprendemos perfectamente y eso es muy importante, y tanto en lo que es la condición física como mental estamos al mismo nivel. Tenemos la misma forma de pensar. La única diferencia entre él y yo, es que yo soy cámara. Me muevo en la montaña con la cámara y veo todo con esa perspectiva mientras Anton es escalador. Sabe cómo colaborar conmigo, cómo posicionarse. Hay una mutua comprensión.

Si bajar dando un paso tras otro de un 8.000 me parece una proeza, hacerlo sobre esquís me parece que es un reto mayúsculo. ¿Cómo son los primeros metros de un descenso sobre esquís, cómo afecta al cuerpo la falta de oxígeno?

En las grandes montañas es horrible. Te doy un ejemplo: imagina que estás en un resort de esquí y tienes dos opciones: una sería bajar andando uy otra esquiando. Si andando, a un ritmo tranquilo, son tres horas; si decides hacerlo con esquís después de 300 metros tienes que parar a respirar porque tu cuerpo está en un movimiento anaeróbico que te acelera muchísimo el corazón por lo que tienes que parar para respirar. Si esto lo aplicamos a un 8.000 todos estos efectos se multiplican por mucho. Cuando desciendes sobre esquís la carga física es impresionante. Cada 20 o 30 metros tienes que parar para recuperarte, para respirar. Además, tienes la sensación de que tu mente se apaga, como si se fuera de ti, como si te hubieras ido. Tengo que hacer unos movimientos para que la circulación de la sangre vuelva a mi cabeza.

Cuando paro, también lo que hago es respirar profundamente, con mucha fuerza, como si estuviera jadeando. Entonces te das cuenta que al respirar tu cuerpo responde y ya puedes seguir esquiando. Esquías 20-30 metros y otra vez tienes que parar y otra vez haces lo mismo. Es así constantemente. La velocidad del esquí es más rápida, pero no mucho. A 8.000 metros de altitud las condiciones del terreno ya sabes cómo son. Las condiciones no son perfectas. Todo lo contrario. Te encuentras un montón de problemas. Tienes que estar preparado para las rocas, hielo, zonas mixtas.

Encontrar nieve buena para esquiar, el llamado poder solo es en ocasiones, en series muy cortas, porque enseguida llegan las fisuras y cambia la superficie.

Una curiosidad ¿qué cara ponen otros escaladores cuando le ven sobre esquís?

Eso sí que es gracioso porque tenemos, por ejemplo, un documental en Youtube de nuestra primera expedición con esquís, al Manaslu, y cuando nos vieron entre el Campo 2 y el Campo 3 se quedaron con cara de sorpresa. Ahora mismo, también. Cuando nos vieron en la cascada del Khumbu muchos sacaron sus smartphones para grabarnos. Estaban alucinados de vernos allí esquiando y nos saludaban.

¿Cómo surgió la idea de escalar ochomiles y bajar esquiándolos?

Los dos somos ‘Leopardos de las nieves’ y surgió la idea de ir a los ‘ochomiles’. Entonces se me ocurrió de ir y bajarlos sobre esquís. Se lo dije a Anton y me respondió: “¡Por qué no, genial! Así tomamos la decisión. Estuve muy centrado en hacer una película, un documental y así con más ganas empezamos este proyecto profesional. Por cierto lo del uso de oxígeno embotellado siquiera lo hablamos. Es que ni nos planteamos utilizarlo. No era necesario hablarlo porque era evidente.

En la montaña ha vivido satisfacciones y tragedias como cuando no pudieron rescatar con vida a Hong-bin Kim, en 2021. ¿Accidentes que acaban en muerte, ver cómo la vida se acorta a 8.000 metros de altitud influye a la hora de preparar un nuevo objetivo?

La muerte del escalador surcoreano en el Broad Peak, Hong-bin Kim es una historia muy difícil de resumir, de contar (silencio). Es complicada de contar no por Kim, sino por lo que yo saqué de conclusión. Es complicado expresarlo porque realmente me dí cuenta de cómo es la gente. Muchas veces pensamos que los alpinistas somos personas especiales, que se ayudan entre ellos, que si alguien tiene un problema enseguida van los demás y ayudan, que siempre te sacrificas por el prójimo, que ayudas, y lamentablemente esto no es así. Y los hechos ocurridos ese verano en el Broad Peak reflejan cómo es la sociedad de las ciudades. La gente es de una manera que siempre sonríe, se dan la mano, tienen palabras bonitas de unos a otros, pero cuando algo cambia, cuando algo ocurre, cuando hay una emergencia todo eso cambia y es horroroso ver la reacción en ese momento de la gente.

Hace unas fechas conocimos que Adam Bielecki y su compañero de cordada dejaron su objetivo por ir al rescate de un alpinista indio. Son decisiones lógicas, pero en montaña ¿cómo se analiza esa situación?

No hay una situación lógica cuando tienes que ayudar a alguien. Aquí lo que ocurre es que se busca la excusa para no ayudar en lo alto de la montaña. Luego te dicen que “estoy en la zona de la muerte y no puedo ayudar”, “estoy en la zona de la muerte y no puedo arriesgarme a ayudar”. Esta es la forma de pensar de la mayoría de la gente. También dicen “es que si yo me paro aquí y me pongo a ayudar yo mismo me voy a morir? ¿Y qué? La realidad es que han tomado la decisión de no ayudar. Se buscan excusas, todo son tonterías, una mierda de explicación; si quieres ayudar, ayudas. Si lo puedes hacer a nivel del mar, también puedes hacerlo arriba de alguna manera.

En el caso de Kim pasaron 15 personas a su lado y no hablamos de si pudieron o no ayudar; es que ni siquiera cogieron la radio para pedir ayuda. Lo más tiste es que ni siquiera dieron al botón e urgencia que tiene, ¡que es que era dar al botón y dar la voz de alarma! ¿Sabes qué es lo peor? Que ni siquiera le miraron, pasaron de él.

¿Es más fácil ir al rescate cuando no se va en una expedición comercial?

Es verdad que cuando uno va en la ruta con un grupo comercial, que va con un guía, este tiene la obligación de proteger su grupo o de tener en cuenta qué es lo que le pasa a cada uno de sus miembros. Esto está claro. Pero un guía, en el caso del surcoreano, podría tener un par de segundos para apretar el botón y pedir ayuda. Por allí hubo varios guías y alpinistas. No me acuerdo de su nombre pero había un guía suizo y un escalador polaco que podían al menos haber hecho una llamada de emergencia.