Los Pou y Micher Quito en Ya Pe’cholo, en la Cordillera Blanca de los Andes peruanos

Los hermanos Pou -Eneko e Iker-, junto al peruano Micher Quito, logran la primera ascensión a la cara noroeste del “Ranrapalca” de 6.162 metros de altitud, en la Cordillera Blanca (Perú) a través de una ruta que bautizan como “Ya Pe’ Cholo” 6b/80o/1200m, logrando un importantísimo hito en su larga y extensa carrera. Lo han hecho en escalada libre y estilo alpino, «la mejor de las maneras de escalar una montaña», recalcan los Pou en una nota de prensa.

”La vimos por primera vez cuando junto a Micher Quito inauguramos en los Urus “Hanan Pacha” y EMMOA”- que por cierto la primera se ha convertido en un clásico de dificultad que este año ya acumula varias repeticiones internacionales- , la teníamos en frente, al otro lado del valle, pero no teníamos claro que seríamos capaces de escalar algo tan largo, vertical y complejo a más de 6000m de altura. De hecho lo intentamos, pero ya muy desgastados tras dos meses de expedición, y con la ruta en malas condiciones por la falta de nieve, decidimos darnos la vuelta…”.

Este año regresaron con la clara intención de quitarse la espina, y nuevamente con el alpinista local Micher Quito, logran en dos jornadas de ascensión, la primera a la cara noreste, que bautizan como “Ya Pe’ Cholo” 6b/80o/1200m. ”Ha sido una escalada dura, expuesta y muy larga. Dura, porque escalar una pared tan grande con cerca de 20 kg a la espalda multiplica la dificultad. Expuesta, porque estando a final de temporada y con el calor que ha hecho este año, los desprendimientos de piedras y hielo que caían a nuestro alrededor eran constantes. Y larga, porque con 900m de desnivel y más de 1000 m de recorrido, esta cara noreste del Ranrapalca es una de las más grandes que hemos ascendido nunca”, recalcan los vitorianos.

Los Pou subrayan la perfecta sincronización con el escalador huaracino. ”La temporada anterior ya comprobamos que nuestro amigo Micher tiene cualidades para ser uno de los mejores de la Cordillera: Tranquilo, frío, fuerte, experimentado, humilde… Es el compañero ideal para una escalada de esta envergadura. Lo demostró en las dos vías que abrimos en los Urus, pero sobre todo cuando inauguramos “One Push”, una apertura en la que todos fuimos al límite».

Este año en “Ya Pe’ Cholo” la coordinación fue perfecta. Eneko tiró los nueve largos del primer día, mientras Iker y Micher acarrearon gran parte del peso. Fueron trece horas de actividad ininterrumpidas hasta llegar a la repisa que hizo de vivac. El lugar era frío, incómodo y peligroso, con continuas caídas de piedras durante toda la noche a más de 500 metros del suelo, suspendidos sobre un pequeño
nido de águilas», describen los Pou.

Por la mañana costó «horrores» escalar algunos largos de sexto con el termómetro varios grados bajo cero y el peso de las mochilas. Fue una jornada en la que a Iker le tocó liderar, hasta que ya muy cerca del plato somital, pasó a hacerlo Micher. «Necesitábamos el relevo porque los dos íbamos muy desgastados. Encontramos varias grietas grandes en el plato que tuvimos que salvar vadeando o saltando sobre ellas. La ayuda de nuestro compañero peruano fue fundamental para no caer en ninguna. Él está acostumbrado a un terreno que nosotros no tenemos en casa. Así, a las 16.15 alcanzamos la cumbre en medio de mucha emoción y alegría. Tras unos cuantos abrazos y en menos de quince minutos iniciamos el descenso. Sabíamos que nos teníamos que mover rápido porque nos venían varios rapeles verticales y después había que atravesar un glaciar lleno de grietas espeluznantes”, recuerdan.

La escalada no estuvo exenta de peligros graves. Así, en el último rapel de roca rozaron la tragedia. ”Un bloque de piedra enorme impactó sobre la cabeza de Eneko cuando rapelaba. En un primer momento pensé que no la había contado. El golpe fue brutal, y como no contestaba, me temí lo peor… Se quedó colgando de la cuerda y Micher que estaba más abajo tuvo que bloquear el rapel para que no se deslizase al vacío. Fue un momento muy difícil para todos hasta que por fin dio señales de vida. Cuando se recuperó, él solo por su propio pie pudo seguir rapelando. El accidente ocurrió a las 17.30, y estuvo mucho tiempo en estado de shock, pero no pudo venirse abajo porque todavía nos quedaban muchas horas de descenso. Concretamente no fue hasta las 2.00 am, con la noche ya cerrada, que después de atravesar un laberinto de grietas impresionantes, logramos descender hasta el refugio-vivac (Sin guardar) Giordano Longoni, parte de la red de refugios andinos de la “Operación Matogrosso”, explica Iker.

Fue el incidente más grave en una ascensión que los Pou por otra parte califican de brillante y una de las más significativas de su larga y extensa carrera. “Estamos muy contentos y orgullosos de seguir dejando nuestra impronta alrededor del planeta, sobre todo en un momento en que las nuevas generaciones se limitan únicamente a repetir vías solo valorando los números. Poder imaginar, idear y crear nuevos itinerarios vanguardistas nos permite ir más allá en la evolución del alpinismo e intentar dejar un buen legado”.